LOS LIBROS SON AMIGOS QUE NUNCA DECEPCIONAN (THOMAS CARLYLE)

miércoles, 16 de noviembre de 2011

CON LA FAMILIA

EN LAS SITUACIONES COTIDIANAS CON LOS PADRES

Tened la televisión apagada y encendedla para ver un programa concreto. Que lo normal sea tenerla en casa apagada. La televisión, además de distraer la atención impide cualquier otra actividad. Además, se aprende a percibir la realidad como algo cambiante que no necesita de ningún esfuerzo para ser percibido y que dificulta el aprendizaje de la lectura. Porque para leer hay que descifrar con un cierto esfuerzo algo que está quieto en un papel.
Desde que son pequeños, mirad con él libros de dibujos y contadles historias. Estad atentos a lo que en cada época les interesa para proporcionarles historias y libros que hablen de ello. Hay libros sobre todas las cosas.
Cuando empiecen a leer, ayudadles a elegir libros de su interés. Podéis pedir información y consejo a sus maestros, a los libreros en las librerías o a los bibliotecarios en las bibliotecas.
Que os vean disfrutar de un libro, revista o periódico. Comentadles de qué va, qué os ha parecido la lectura e invitadles a participar de ella.
Después de que miren o lean un libro hablad sobre él. Que se den cuenta que para vosotros los libros son importante, como lo pueden ser para ellos.
Visitad a menudo con ellos la Biblioteca o una Librería. Explicadles cómo y de dónde pueden coger los libros, y dónde deben dejarlos. Dádles tiempo para que los miren, los repasen y los lean, aunque no sepan aún todas las letras.
Leed con ellos por lo menos quince minutos al día, todos los días. El mismo libro, periódico o revista o cada cual el suyo. Y valorad estos momentos como verdaderos actos de comunicación y de diversión, nunca como una obligación odiosa.
Recitadles poesías infantiles y ayudadles a que las aprendan. Esto ejercitará su memoria además de favorecer que encuentren el ritmo a la literatura y a la vida. Podéis, también, hacer pequeñas rimas entre todos.
Aprovechad el momento en que se acuestan para contarles o leerles cuentos e historias Más tarde, que sean ellos los que las lean y así se acostumbraran a leer unos minutos cada noche.

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